Cronista deportivo conversa con Helena Ediciones sobre su vida, libros, deportes, y mucho más.
Santiago es la cuna de un apasionado del deporte, un hombre zambullido en estadísticas, en historias de fútbol, en crónicas deportivas, que vivió en el barrio San Eugenio junto al Estadio Ferroviario Hugo Arqueros Rodríguez (demolido en 2012), en Estación Central. Allí, un niño enamorado del fútbol, deambuló por sus calles esperando impaciente la nueva edición de Barrabases y que se abriera el estadio para recorrer sus graderías y, según nos cuenta, “dicen mis compañeros de curso que tenía una zurda privilegiada y que no jugaba tan mal”.
José Antonio Lizana Arce, nació en Santiago el 11 de abril de 1977, hijo de obrero ferroviario y de dueña de casa. Realizó sus estudios básicos en la Escuela República de Colombia D-63 y sus estudios medios en el Liceo Darío Enrique Salas A-16, en la capital metropolitana. Posee un Diplomado en periodismo deportivo, es miembro del directorio del Instituto de Historia y Estadística del Fútbol Chileno (IHE), y es editor en Gráfica Metropolitana.
Ha escrito los libros “Ceacheí” (2008), “Rayando la Cancha” (2009), “Mojando la camiseta” (2010), “Pisando la Pelota” (2014), y “Pelota en la(s) red(es) sociales” (2018), algunos de los cuales le han otorgado distinciones por su aporte al rescate y difusión del patrimonio deportivo por parte del Círculo de Periodistas Deportivos de Chile en 2009, de Bibliometro en 2014, y de la Agrupación Nacional de Escritores del Fútbol, en 2019.
También, ha entrevistado a destacados deportistas profesionales como Jaime Fillol y Marcelo Ríos, de Tennis; Marlene Ahrens, Sebastián Keitel, y Erika Olivera, de Atletismo; Cristián Escalante, de Pesas; Nicole Perrot, de Golf; Carlo de Gavardo, Motociclismo; Carlos Caszely y Leonel Sánchez, de Fútbol, por mencionar algunos.
Te invitamos a conocer un poco más al escritor, sus motivaciones, sus sueños, así como, qué opina sobre las políticas públicas deportivas, y qué depara el futuro.
ROMY BERNAL DÍAZ, PERIODISTA
¿Quién es José Lizana, cómo te defines y describirías?
Me defino como un amante de las letras y un fanático del deporte. Mis padres no eran afines a la actividad deportiva, pero desde pequeño manifesté interés por todas las disciplinas. Me acuerdo de mis primeros años, en los ochenta, mirando en televisión el programa “Cabalgata deportiva Gillete”. No recuerdo algún dibujo animado que me haya llamado tanto la atención como las transmisiones del deporte, y cuando estaba en el colegio, toda la mesada me la gastaba en las revistas y suplementos deportivos: Revista Deporte Total, Estadio, Barrabases y Triunfo.
Posteriormente, toda esa información me sirvió como fuente y referencia para escribir mis libros.
¿Qué es lo más difícil que enfrenta un escritor?
En Chile no hay un hábito lector y las prioridades estatales tampoco están concentradas en la cultura. En España hay en estos momentos unos cincuenta concursos literarios, mientras que acá con suerte hay tres. Eso te indica una desproporción cultural brutal.
Lo más difícil es autogestionarse y costear todos tus gastos editoriales, para poder recuperar algo de lo invertido en las ventas de los libros. No hay fomento a la literatura deportiva ni concursos que estimulen a los escritores de esta corriente. En Argentina si dices literatura deportiva, saltan inmediatamente los nombres de Fontanarrosa, Sacheri y Soriano.
Asimismo, los medios de comunicación tienen un monopolio y su información está centrada en el deporte como un producto comercial. Los escritores independientes no somos difundidos en los grandes medios.
¿Alguna vez quisiste ser futbolista, o practicas algún deporte?
Claramente, detrás de cada periodista o escritor deportivo hay un futbolista frustrado. El fútbol es el primer deporte, porque es el más barato, solamente necesitas unos cuantos amigos, una piedra o una tapa de bebida y se armó un partido. Jugué solamente con los amigos del barrio y no pertenecí a ninguna institución. Quizás me jugó en contra, usar lentes, pero dicen mis compañeros de curso que tenía una zurda privilegiada y que no jugaba tan mal.
Ya más grande he participado en carreras de 10 kilómetros y media maratón. Salgo a correr cuando puedo por mi barrio en Maipú o en otros lugares donde me encuentre.
De los libros qué has escrito, ¿cuál es el más significativo para ti?
Todos mis libros me han dado satisfacciones, pero creo que “Ceacheí” (2008) lo considero importante porque reuní el testimonio de más de treinta deportistas chilenos de todos los tiempos. Muchos de ellos ya no están como Carlo De Gavardo y Marlene Ahrens. En 2009, recibí el Premio “Aporte a la Literatura Deportiva” por “Rayando la cancha”, y en 2019, recibí el premio categoría relato de la Agrupación Nacional de Escritores de Fútbol por “Pelota en la(s) red(es) sociales”.
El libro “Pisando la pelota” (2014) también me da orgullo, porque lo lancé en el Espacio Riesco con tres leyendas del fútbol mundial: los uruguayos Rubén Sosa, Santiago Ostolaza y el ecuatoriano Alex Aguinaga.
Las otras publicaciones también las he lanzado en ferias del libro de Santiago y regiones con deportistas de distintas disciplinas, tales como: las “Marcianitas” del hockeypatín, la boxeadora Carolina “Crespa” Rodríguez y al atleta paralímpico Cristián Valenzuela.
¿Has pensado en escribir sobre otra cosa, no sólo crónicas deportivas. Sí es así, qué tema y en qué género?
He escrito crónicas sobre el paro de Ferrocarriles de 1988, dictadura, mi época del liceo en los noventa y del reciente estallido social. Todas situaciones vividas y que me han sacado del deporte por un momento. Me interesan temas como la política, la literatura y lo social.
Escribir es un oficio riguroso y para tener una buena pluma hay que leer bastante. Mis autores favoritos son Stella Díaz Varín, Fernando Pessoa, Gabriela Mistral, Enrique Lihn, Jorge Teillier y María Luisa Bombal.
Como te has dedicado por tantos años a la crónica deportiva, has investigado y conocido a diversos actores y los problemas que enfrentan, ¿qué crees es lo más difícil para una niña o un niño si se quiere dedicar al deporte profesional?
A través de mis investigaciones, he podido darme cuenta de que la familia es el gran motor para que una niña o niño sea deportista. En Chile no hay una cultura del movimiento y escuelas de talentos deportivos y muchos de ellos, surgen de manera espontánea. Ahí tienes a Marlene Ahrens, única medallista femenina chilena en juegos olímpicos, Anita Lizana la primera tenista latinoamericana en ser número 1 del mundo y Marcelo Ríos, Fernando González y Nicolás Massú lo mismo. ¿Cómo se aprovechó la bonanza del tenis y del fútbol? ¿Qué queda después de los grandes triunfos? ¿Por qué no se consolida una estructura sólida en el deporte para mantener los logros?
Por el contrario, la nueva política ni se acuerda del deporte y en los barrios, cada vez se ven menos multicanchas, solamente hay canchas de pasto sintético para practicar fútbol. El deporte es algo social que se da naturalmente en los barrios y donde hay participación de toda la comunidad. Hoy no hay nada de eso. No hay fomento al deporte. Considero gravísima la situación, dado que Chile es líder en la región de enfermedades crónicas, depresión y obesidad. Súmale los más bajos índices de lectura a nivel mundial.
¿Cuál sería tu crítica positiva y negativa a las políticas públicas chilenas en el ámbito del deporte?
Es difícil la pregunta, cuando el Estado no le da prioridad al deporte y lo han dicho las mismas autoridades, antes del deporte está la contingencia: terremoto, incendio y ahora la pandemia. ¿Cuántas municipalidades tienen programas activos de deporte y trabajan con referentes oriundos de esos territorios? Pienso en los deportistas salidos del barrio, que pueden seguir trabajando con los más jóvenes y entregarles su experiencia cuando finalizan sus carreras.
Igualmente, Chile ha avanzado en el medallero suramericano y panamericano en deporte convencional y paralímpico, pero está lejos de países que sí invierten en infraestructura del deporte. Estuve en Colombia y República Dominicana, y pude ver recintos de primer orden. Hay una distancia evidente con esas naciones y pareciera que acá a muchos no les convienen los ciudadanos sanos, porque quebrarían las farmacias.
¿Si pudieras cambiar algo de tu vida, qué sería?
Mis padres me entregaron valores y educación y trato de caminar por esa senda. Todo lo bueno de la vida, lo aprendí de ellos. Siempre hay cosas que cambiar y analizo mis errores y trato de corregirlos. A veces me resulta.
¿En qué proyecto estás trabajando ahora?
Actualmente, estoy escribiendo cuentos futboleros, que retratan mi época de infancia en dictadura. Es difícil escribir narrativa, pero trato de hacerlo diariamente para ir mejorando. Me apoyo con series, videos, diarios, libros y archivos de época para ir recreando mis escritos. Quisiera publicar mi primer libro de cuentos este año.
Te invito a enviar a las y los lectores un mensaje para que se interioricen en tu propuesta narrativa.
En mi obra se encontrarán con historias que evocan a la antigua vida de barrio y a esas eternas pichangas de infancia, donde se convivía con el miedo y la inocencia. Mis historias son sencillas, pero cargadas de emoción, nostalgia y conciencia.